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Abuso infantil y autoimagen

A woman stands facing a mirror.

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Publicación invitada de Ronni Benson, RN, BSN

La confianza en uno mismo y una relación sana y positiva con nuestra imagen corporal son componentes importantes de la experiencia humana. Tener confianza en uno mismo y en su imagen promueve el compromiso con los demás (es decir, amigos, compañeros de trabajo, familia, relaciones románticas). La mala autoimagen y la confianza tienen el efecto contrario en nuestra percepción del mundo y de nosotros mismos dentro de la comunidad. Las personas con baja confianza en sí mismos tienden a evitar situaciones sociales y evitan impulsarse hacia lo desconocido. Esto puede inhibir la formación o el fortalecimiento de relaciones, impedir el crecimiento dentro de una empresa y conducir a un estado de salud mental subjetivamente más deficiente.

Cuando el abuso ocurre durante la infancia, existe un mayor riesgo de alteraciones de la imagen corporal y también de desarrollar una baja autoestima debido a violaciones de los límites (Bodicker et. al., 2021, citado en Knafo, 2016). Los límites se aprenden en la infancia y cuando ocurre el abuso, el niño siente que no tiene control. Para combatir esto, los niños pueden buscar fuentes externas para controlar su ser, como la anorexia, la bulimia nerviosa y las conductas compulsivas (Bodicker et. al., citado en Vartanian et al., 2018). Esta teoría se conoce como modelo de alteración de la identidad y enfatiza cuán vulnerables son los niños a influenciadores externos cuando son sometidos a abuso y/o negligencia. Aún más alarmante es la correlación entre el abuso infantil y la incidencia de problemas físicos y psicológicos que surgen en estos niños a medida que se convierten en adultos. TEPT, trastorno bipolar, trastorno límite de la personalidad, obesidad, cáncer, accidente cerebrovascular, asma, adicciones y alteraciones del funcionamiento sexual (Lippard y Nemeroff, 2020).

Educación y prevención son las dos soluciones a este asunto. Asegurarse de que quienes lo padecen comprendan que las experiencias que tuvieron cuando eran niños podrían ser las culpables de los síntomas actuales es crucial para identificar cómo tratarlo. Buscar síntomas de abuso, como marcas físicas junto con excusas de cómo sucedieron, suciedad, timidez, arrebatos, demacrado (extremadamente delgado) y comportamiento hipersexual, puede alertar a aquellos de que un niño puede necesitar ayuda. Detener el ciclo de abuso de estos niños y garantizar el desarrollo saludable de los límites y la autoestima es imperativo para el crecimiento de un niño hasta convertirse en adulto. Los límites fuertes y la confianza en uno mismo en la niñez pueden prevenir aflicciones físicas y cargas de salud mental en adolescentes y adultos. 

Para obtener más información sobre las señales de advertencia para niños que sufren abuso y negligencia y a quién notificar, visite:

Rostros de esperanza (facesofhopeidaho.org)
Signos y síntomas | Abuso Infantil | Medicina de Stanford
Denunciar negligencia, abuso o abandono | Departamento de Salud y Bienestar de Idaho

Fuentes:

Bödicker C, Reinckens J, Höfler M, Hoyer J. https://doi.org/10.1007/s40653-021-00379-5
Lippard, E. y Nemeroff, C. https://doi.org/10.1176/appi.ajp.2019.19010020

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